viernes, abril 13, 2007

La revolución de EMI y la paradoja de los DRM

Casi la totalidad de proveedores de sistemas DRM (“gestión de derechos digitales”, del inglés “Digital Rights Management”) admiten que, en el caso de canciones audio, “la prevención absoluta contra la duplicación es tecnológicamente imposible”.
Eso afirma rotundamente Shuman Ghosemajumder en su ensayo “The Open Music Model”, en el cual propone de superar las restricciones impulsadas en estos últimos años por las majors discográficas a través de un modelo alternativo de gestión de bienes musicales.

Actualmente la economía musical es dominada por cinco grandes corporaciones – AOL/Time Warner, Sony, Bertlsmann (BMG), Universal/Vivendi, EMI – que son responsables del 80% de las ventas globales de música. Las políticas agresivas en contra del “Moloch” de la red, los sistemas P2P, se han ido desarrollando a través de un endurecimiento constante de las sanciones de la violación del copyright y con el aumento de su ámbito de actuación. Por un lado las corporaciones de discográficos han subsidiado los sistemas digitales de protección de derechos (DRM) y por otro han conseguido que resulte ilegal inactivar los mismos sistemas.

Los límites de este tipo de política resultan evidentes si imaginamos la paradoja que con ese sistema de gestión los monjes que, durante el medioevo, copiaron y salvaron los libros antiguos, hoy estarían perseguidos por la ley. Esta claro que ese modelo exclusivamente represivo de protección de la propiedad intelectual no tiene en cuenta de que:

-los costes sociales sean razonables ( pone límites a nuevas formas de creatividad, de producción y de distribución cultural);

-no se puede regular una tecnología sin un entorno estable, o sea hasta que no despegue todas sus posibilidades y hasta que los tres factores de sociedad-mercado-código no se adapten al nuevo contexto tecnológico.

No sabemos si los dirigentes de EMI y de Apple se han planteado el problema en esos términos, pero hace poco más de una semana han anunciado que EMI venderá desde Mayo en la tienda iTunes su catálogo online sin protección DRM.
Actualmente los sistemas DRM impiden a los compradores legítimos de disfrutar libremente de la música porqué están vinculados a una especifica marca de lectores, como en el caso de iPod y de las canciones compradas en iTunes. En cambio partir de Mayo se podrá escoger temas sin DRM pagando 1.29 euro/canción (incremento de 30 céntimos de euro), manteniendo todavía la posibilidad de hacerlo con sistema de protección, que se quedan al precio actual de 0.99 euros. Además el precio de los discos completos sin DRM no sufre variación.

Ese cambio de paradigma en la venta de música por Internet llega después del anuncio de Steve Jobs, el 6 de febrero del mes pasado, en el cual “Mister Apple” pidió públicamente a los discográficos de renunciar a la tecnología anticopia. El discurso de Jobs intenta hacer hincapié sobre la inutilidad de estos sistemas, echando la culpa a las “majors” discográficas que se las habían impuesto.
Para muchos consumidores no tiene sentido pagar para un suplemento para tener algo que debería de ser un derecho, lo del consumidor de disfrutar libremente de lo que legalmente ha comprado. Sin embargo la carga explosiva de ese anuncio se basa sobre tres motivaciones:

  1. rompe el tabú sobre la venta de música por Internet, ya que por primera vez una major, aunque sea la mas pequeña de las 5 “hermanitas”, propone una solución alternativa al problema de la gestión del copyright en la red;
  1. se impone una vuelta de tuerca al concepto base de la lucha a la piratería digital, según el cual es ilegal inactivar los sistemas digitales de protección de derechos. Esta claro que si se vende música sin sistemas de protección, ya este concepto legal se queda obsoleto y concretamente inaplicable. A nos que se llegue al punto de perseguir la mismas discográficas que habían impuesto ese tipo de ley;
  1. revela la paradoja de los sistemas anticopias por la cual los mismos discográficos (cómo subraya Jobs en su intervención) son los primeros en distribuir versiones sin sistemas anticopias de sus propias canciones, con los Cd en venta en todas las tiendas. Además si pensamos que los discográficos siguen vendiendo el 90% de su propia música sin protecciones (en el 2006, 20 mil millones de canciones en cd contra de los 2 mil millones protegidas), cabe preguntarse que beneficios sacan de la venta de música con sistemas DRM.

Si se tiene en cuenta además que la mayoría de los consumidores de música consideran esos sistemas cómo un tormento inútil y que es bastante simple burlarse de ellos, se llega a la conclusión de la completa inutilidad de los DRM.

A pesar de las motivaciones que han empujado Apple y EMI a ese cambio radical, que sea fruto de lógicas comerciales o un valiente gesto de confianza hacia los consumidores, no hay duda de que ha empezado un cambio de estrategia en la lucha a la piratería.

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