Este post hubiera tenido que ocuparse del libro “Free culture” de Lawrence Lessig.
Llevo dos semanas sobre ese comentario. Empecé bien, estaba decidido en expresar mi opinión sobre las 15 páginas que me había leído del libro y añadir alguna referencia a un par de artículo más. Quería conformarme con el comentar unos puntos más destacados y nada más. Pero el tiempo iba pasando y cada vez que me ponía en el ordenador mi cabeza iba siempre más allá: cada palabra una idea, cada idea una nueva búsqueda, una nueva referencia y una nueva información. Empecé con el desarrollar el concepto de cultura y libertad y acabé en un remolino de informaciones sin salida: desde la historia del copyright hasta la confusión entre técnica y filosofía, entre forma y contenido, entre “ver” y “comprender”
La metáfora alimentaria de la “mala digestión” non esta muy lejos de la realidad. Personalmente el estado de malestar en que se encuentra una persona sujeta a ese síndrome, me recuerda al Corte Ingles cuando quiero comprarme un par de zapatos: entre una variedad casi ilimitada de modelo me pierdo, no sé elegir. Siempre acabo saliendo mareado, feliz solo de quedarme con mis viejas bambas medio destrozadas.
Según el australiano Neville Meyers, investigador de sistemas informáticos de
Topología n.1: El cazador de informaciones (síndrome de Indiana Jones);
Topología n.2: el que espera de recibirlas (síndrome de Madame Bovary);
Topología n.3: el que acude de adelantar el contacto con las mismas (síndrome de Diógenes).
Es interesante notar que estas tres topologías no son necesariamente alejadas la una de la otra. Al revés. Por experiencia personal me puedo tirar una tarde alternando la lectura obsesiva de blogs y periódicos online con la revisión continua del email, acumulando al mismo tiempo páginas en Word en el desktop, convencido que siempre “las consultaré más tarde porque ahora no me da tiempo”.
Entre las posibles soluciones al problema de info-estrés, Meyers hipotiza una diferente educación a los medios de comunicación, cómo por ejemplo decidir de no conectarse a Internet después de una cierta hora. Del mismo parer es el sociólogo americano Michael Schudson, que teoriza el cambio de paradigma desde la idea abstracta del “ciudadano informado”, en el que el ciudadano tiene que ser informado sobre cualquier cosa para participar con racionalidad a la vida pública, al “ciudadano informacional” (“monotorial citizen”), que tiene que escanear el ambiente que lo rodea, evitando la sobrecarga cognitiva, y estar listo a activarse solo cuando la su intervención sea relevante y eficaz. Para desarrollar la habilidad y la competencia para navegar, Schudson presupone una clase de profesionales “info-nauticos” que podrían ayudar el ciudadano en desarrollar sus propias funciones selectivas y electivas.
El filósofo Pierre Levy afirma: “El primer diluvio fue de agua, el segundo será el diluvio de la información”.
A ver, al final acabo preguntándome hasta adonde llevará el hombre contemporáneo esa actitud creadora, ese gigantismo de nuevo Prometeo que se sube hasta las estrellas sin pararse a reflexionar de por que lo esta haciendo y adonde quiere llegar….
Hasta la próxima ola de bytes.
2 comentarios:
no te preocupes con free culture... este artículo me ha encantado :)
Nikolai, ... soy adicta, paso conectada casi 15 horas al día y ya tengo hypersueño si es posble eso yo lo tengo. que interesante! hay una cura?
Publicar un comentario