viernes, febrero 24, 2006

Cultura(s) digital(es)

Renovarse o morir
Comentario de ON THE REPRODUCTION OF THE MUSICAL ECONOMY AFTER THE INTERNET

La tesis del artículo escrito por Andrew Leyshon, Peter Webb, Shaun French, Nigel Thrift y Louise Crewe señala que Internet no es el culpable de la crisis de la economía musical; en realidad los sistemas de distribución que aparecieron con Internet, junto con la creación de nuevos tipos de software, representan la punta del iceberg que ha desencadenado una reorganización de las ventas al mayoreo de la industria musical que apunta a un nuevo modelo de negocios necesario para que no sigan viendo a sus vacas cada vez más flacas.
Habiendo leído este artículo, me vino a la cabeza un par de ideas al leerlo. Así como Theodore Adorno arguyó que la música popular era mala, siempre lo sería y sólo podría seguir siendo mala sin excepción alguna, creo que la piratería que se suscita en Internet actualmente responde, en parte, a la mala calidad de la música popular que las grandes casas disqueras ofrecen a los consumidores. Me explico.
Como parte de la cadena de producción de la industria de la música, las radiodifusoras o discotecas (vistas como clubs) programan los sencillos de la última grabación de un artista determinado; los consumidores se dejan atrapar por el anzuelo pero, a diferencia de lo que sucedía antaño, ya no corren a las tiendas de discos a comprar el CD que contenía la canción que les había gustado, sino que corren a su ordenador que se encuentra conectado a Internet y descargan únicamente la canción que les gustó, porque no están dispuestos a gastar su dinero en un CD que contiene alrededor de 12 tracks, en promedio, 10 de los cuales no satisfacen en absoluto sus necesidades musicales.
Esto, por una parte, y la aparición de ordenadores, móviles, juegos de video portátiles, entre otras comodidades tecnológicas, han mermado las ganancias de la industria musical que encontró su época dorada en los años 90, ya que su principal bloque de consumidores, jóvenes de 14 a 24 años, ya no gastan su dinero en comprar música “original” grabada en CD, puesto que actualmente la música popular –y no popular, claro está- se consume de muchas maneras diferentes que incluyen las anteriormente mencionadas además de la televisión.
Los autores de “On the reproduction…” destacan que dentro de la industria musical existen otros muchos problemas además de la piratería en Internet, ya que las tensiones entre las disqueras, que poseen los derechos para la grabación de sonido, y las editoras musicales, que poseen los derechos para el trabajo musical, demuestran que la industria es la mayoría de las veces lenta para explotar nuevos mercados en el momento en que estos están surgiendo.
A pesar de que luchan en contra de la piretería en Internet, muchas empresas asociadas, competencia para las casas disqueras, la incentivan porque cuentan con divisiones que fabrican hardware que incluye quemadores de CD’s.
Otro de los puntos que me parecieron destacables en este artículo es que en la lucha en contra de la piratería, lo mejor no es prohibir y ejercer acción legal en contra de quienes la promueven y estimulan o aumentar la seguridad en Internet, sino ofrecer un “sevicio añadido”, un “plus” en el servicio de manera que los consumidores prefieran este servicio en lugar de acceder a lo ilegal.
Este tipo de acciones son aplicadas por cualquier empresa que persiga inflar sus arcas más y más, muy al tradicional estilo norteamericano.

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