sábado, febrero 18, 2006

La experiencia de la musica digital

Actualmente podemos acceder a las más recientes éxitos musicales acabados de anunciar en los Medios. Podemos asimismo recuperar música descatalogada o disponible en formatos antiguos. Todo ello casi gratuitamente. Nos preguntamos: ¿Cómo cambia la experiencia de la música siendo ésta accesible en formato digital?

Por un lado, el carácter gratuito de las descargas de los archivos compartidos permite escuchar aquellas piezas musicales que han sido vesionadas (por ejemplo, versiones dance o chill out), y que antes por razones económicas no podíamos obtener. Actualmente las tecnologías audiovisuales y musicales en concreto (tablas de mezclas) permiten alcanzar un grado “profesional” en la creación de clips, cortos y música. Cuando hablamos de música nos extendemos a un amplio campo de información: bandas sonoras de películas o videoclips junto a material suplementario (ejemplo: cómo se ha hecho, anécdotas), videojuegos, y en general información acerca de los artistas. Todo ello formará parte de una experiencia mucho más completa e interactiva.

Por otro lado, la experiencia digital no tiene porqué callar a la experiencia en directo; al contrario, eleva el nivel de exigencia por parte del público: El artista o la banda que toque en directo deberá explotar los recursos de puesta en escena para transmitir al usuario (que tiene libre acceso a la melodía en cuestión siempre que quiera, y que además ha venido a ver la actuación) una información sensorial más compleja y con una propuesta ideológica y/o estética más profunda que la de los conciertos que se conocen hasta ahora.

Gracias a esto último, no creo que vaya a verse resentido el fenómeno fan, pero quizás sí que se experimentará un hecho que W. Benjamin habría atribuido sin duda a la época de la reproductibilidad técnica: el giro tonal o rítmico de una obra musical que excite desde el nivel atómico nuestra sensibilidad artística puede perder su punzante efecto en nosotros por el simple hecho de ser fácil de conseguir, por ser rudamente instantánea, rudamente confortable.
Arrastrada por ese efecto de insensibilización, la acción de dedicar canciones a través de un programa de radio se verá ridícula y contrahecha, ya que desde el momento que es posible colmar las propias necesidades emocionales a través de la descarga de archivos de tipo p2p, la canción transmitida dejará de confiar en un efecto placentero y sorpresivo sobre otras personas.

Asimismo, se verá resentida la idea de coleccionar determinadas obras musicales, ya que la noción de colección se contradice claramente con esta nueva noción de libertad de acceso a la red; tanto en lo que refiere a exclusividad como a la rareza material que los diversos soportes y formatos contribuían a formar.

Escrito por Lina Gorbaneva

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